domingo, 5 de agosto de 2012

Cap#46.


Desperté en la cama de Andy, me había quedado allí dormida sin darme cuenta, me levanté y me dirigí a mi dormitorio, me aseé rápidamente, hoy tenía que hacer varias cosas, darle unos retoques y arreglillos a la gran sorpresa que le tenía preparada a Andy antes de ir a por él.
Cuando salí del baño me vestí así:



Y me peiné rápidamente, cogí las llaves del coche y salí de casa corriendo.


(Narra Andy)

Anoche llegué a casa a las cuatro de la mañana, a esa hora, la chica de Ashley ya se había ido a casa y éste dormía profundamente.
Esta mañana, me he despertado a las diez de la mañana, por lo que aún tengo un poco de sueño, ahora me encuentro sentado en el césped fumándome un cigarrillo, Ashley ha salido a yo qué se qué y me ha dejado solo... como siempre. Son las tres del medio día, hora de comer y a la asistenta de Ashley aún  no le ha dado la gana de preparar el almuerzo, por lo cual soy yo el que voy a tener que preparármelo.
Entonces siento como la puerta se abre y Ashley grita:
Ashley: ¡¡Capullo!! ¡ya estoy en casa! 
Yo: Sí, pero ¿hace falta que grites así?
Ashley: Sí...
Yo: Ah... -Volví a mi cigarrillo.
Ashley: Por cierto, ahí fuera hay alguien que te espera.
Yo: ¿Quién?
Ashley: ¿Por qué no vas a verlo tú?
Me encogí de hombros y salí a la puerta.
Yo: ¡¡Conejita!! -Se encontraba echada en su coche.
Tú: ¡¡Andy!! -Se abalanzó sobre mi y yo la cogí en brazos, juntó sus labios con los míos en un breve beso. -Nos vamos.
Yo: ¿Cómo que nos vamos? -Fruncí el ceño.
Tú: Ya es el momento de estar juntos.
Yo: Estoy confundido, conejita, ¿Qué es lo que tanto tenías que preparar para  este momento?
Tú: Una casa, amor. -Sonrió ampliamente.
Yo: ¡¿Qué?! ¿Me estás vacilando? -Casi grité.
Tú: Sí, cariño, no podemos seguir tú en un lugar y yo en otro, así que decidí que la mejor solución sería mudarnos a una casa juntos.
Yo: ¿Y por qué no me lo contaste?
Tú: ¡Tenía que ser una sorpresa, amor.
Yo: Pues que sorpresa tan buena -Sonreí.
Tú: Sí, ¿Quieres ver nuestra casa?
Yo: ¡Por supuesto!
Tú: Pues coge tus cosas y marchémonos, amor.
Yo: De acuerdo -Solté a _____(tn) y le di una calada a mi cigarrillo mientras la miraba.
Tú: ¡¿Por qué tomas esa mierda?! -Me regañó arrebatándome el cigarrillo de las manos y tirándolo en el suelo.
Yo: Lo siento, conejita... lo necesitaba.
Tú: ¡Tu no necesitas eso! -Se enfadó.
Yo: De acuerdo, lo dejaré, pero no te enfades... -Me acerqué a ella y besé su oreja.
Tú: ¿Me lo prometes? -Me miró a los ojos.
Yo: Te lo juro -Sonreí.
Tú: De acuerdo... -Sonrió.
Yo: Iré a por mis cosas...


(Narro yo)


Después de que Andy recogiese sus cosas montasteis en tu coche y llegasteis a un precioso barrio, todas las viviendas que habían por ahí eran preciosas mansiones coloridas, cada una con el gusto de su propietario.

Andy: Joder... -Exclamó Andy mirando como un bobo aquellas mansiones.
Tú reíste ante su comportamiento de niño.
Tú: Bueno, hemos llegado.
Aparcaste frente una hermosa mansión.
Andy: ¡¿Es esta?! -Abrió los ojos como platos.
Tú: Sí, es esta -Sonreíste.
Andy: Joder... -Suspiró al ver semejante fachada- ¡Pero si es más grande que la de Ashley!
Tú: Claro, no iba a permitir que alguien como tú viviese en una casita pequeña y fea ¿no? -Reiste.
Andy se acercó a ti y, inclinándose, pegó sus labios de los tuyos en un exigente beso, atrapó tu labio inferior entre sus dientes y tiró de él con suavidad.
Andy: Se me ocurre una estupenda idea para estrenar tu casa...
Tú: Nuestra casa -Corregiste.
Andy: Pero la pagaste tú.
Tú: Pero es de los dos. -Exigiste mirándolo a los ojos -Ya encontraré una manera de hacértelo pagar.
Andy: yo conozco una muy buena, conejita -Susurró con sensual voz.
Tú: Yo también, cariño, una que se te da de maravilla.
Andy: Ahá... -Casi gimió.
Tú: Será mejor que entremos si no quieres que demos el espectáculo el primer día.
Andy: Sí, será mejor -Rió.
Lo agarraste de la mano y te aproximaste a la preciosa puerta de la entrada, abriste con las llaves y entrasteis al interior. Anduvisteis unos pasos hacia el centro de la inmensa entrada.

No hiciste nada más que darte la vuelta para sonreír a Andy y este te cogió en brazos con la rapidez de una bala.
Andy: Lo siento, cariño, ya no puedo más... -Casi gimió mientras subía el primer escalón.
Tú: ¡Oh, Andy! -Jadeaste ante lo que estaba haciendo.
Cuando ascendió cinco escalones, te tumbó sobre ellos, y pronto juntó sus labios con los tuyos de nuevo, en un excitante beso que provocó que gimieras y colocaras las manos entre su cuello.
Andy te arrancó la ropa de un tirón y, mientras te besaba el cuello, se deshizo también de tu sujetador  y botas, dejándote solo en braguitas. Jamás habías visto a Andy tan excitado como ese día, sus besos demostraba que estaba sediento de amor, de tu amor, sus manos recorrían todo tu cuerpo, acariciándolo con exigencia, de vez en cuando soltaba graves gemidos por el roce de vuestras pieles que hacían que tus braguitas se humedecieran mucho de lo que ya estaban. Desabrochaste su cinturón negro mientras que él se quitaba la camiseta rápidamente y volvía a explorar tu cuerpo con sus besos, cuando estuvisteis los dos medio desnudos, inesperadamente, Andy te volvió a coger en brazos y sin despegar ni un solo segundo sus labios de tu piel, continuó ascendiendo la escalera hasta que llegó al larguísimo pasillo que conducía hacia las habitaciones y más partes de la casa.
No dio ni diez pasos que volvió a tenderte en el suelo y a llenarte con sus besos. Deslizó una mano hacia tu trasero, la paseó por allí durante unos minutos, más tarde, pasó la mano por delante, acariciando el bello erizado que se ceñía al tu pubis. Siseaste al sentir sus manos de nuevo en ese mismo lugar, donde tanto te encantaba que te tocase, besase, acariciase...
Bajó un poco sus caricias hasta introducir sus dedos en la arte húmeda de tu deliciosa feminidad.
Con sus dedos índice y corazón comenzó a masajear el clítoris, haciendo que arquearas las espalda y jadearas a la misma vez, por el placer que producían tales caricias.
Mientras continuaba con sus placenteras caricias, lamía y mordisqueaba desesperadamente tus senos. Andy introdujo un dedo dentro de ti, haciendo que soltaras un gemido desesperado y que agarraras la espalda de Andy con tus uñas. Volvió a salir de tí para deshacerse de tu lencería. Te miró con los ojos ardientes en deseo mientras se lamía los dedos, impregnados en tus fluidos. Eso te hizo excitarte de una manera impresionante.

Acarició tu boca con su nariz y más tarde besó ésta con tal pasión que creíste haber sentido un orgasmo. Sentiste como la gran erección de Andy presionaba tu vientre y no pudiste evitar acariciarla con tal delicadeza que parecía que se iba a romper. Andy siseó al sentir tu contacto y comenzó a besarte de una manera más febril, más voraz, introduciendo su lengua en tu boca y explorándola con ésta. Los labios de Andy sabían tan dulces, tan llenos de cariño, de amor, eran tan apetitosos...

Tú: Cariño, hazlo ya... -Le suplicaste echando la cabeza hacia atrás cuando sentiste la punta de su miembro presionando justo donde tu feminidad palpitaba- ¡Hazlo, por favor! -Gemiste.

Andy decidió torturarte, acariciando tu feminidad con su miembro y presionando de vez en cuando con éste en determinados puntos que te hacían sentir en el cielo.
Andy acariciaba tu clítoris con la punta de su miembro mientras te miraba a los ojos, observando como te retorcías y gemías de placer bajo sus brazos.

Tú: Por favor... ¡Andy! -Suplicaste al borde de la locura, te estaba volviendo loca, no paraba de proporcionarte placer, pero tu lo deseabas dándote en otra parte, tú lo querías dentro de ti, llenándote, haciéndote sentir bien, extasiada, embriagada con su mareante placer.
Andy: ¿Deseas tenerme dentro, conejita...? Me lo estás suplicando a gritos... -Gimió Andy mientras seguía con sus caricias, proporcionándoos a los dos placer.
Tú: ¡Sí, sí, sí!-Gemiste mirándolo con el ceño fruncido, no podías más, ni un segundo más.

Andy se hundió dentro de ti tan fuertemente pero con delicadeza que pusiste los ojos en blanco mientras echabas la cabeza hacia atrás.
Andy besó tu cuello lentamente mientras soltaba de vez en cuando pequeños gruñidos y te acariciaba el costado derecho con delicadeza.
Cada vez que salía de ti, volvía a entrar más fuertemente, provocando que sus penetraciones te llegaran directamente al útero y haciendo que enroscaras las piernas en torno a su cintura, exigiéndole más, que te diera más fuerte, y así lo hizo, las sacudidas fueron tan fuertes que os desplazasteis unos centímetros hacia adelante mientras que arañabas el suelo y gritabas como loca de placer.

Tú: ¡¡Dios mío, Andy!! -Gemiste casi al borde del orgasmo, te extrañaba que no hubieses llegado aún antes.
Andy: Conejita... no puedo... no llego... -Comentó entre jadeos mientras que sentía como tu te contraías al rededor de él, habías llegado al orgasmo.
Tu lo miraste exhausta, jadeabas sin parar, Andy te miraba frustrado, insatisfecho.
Tú: Andy, no has llegado... -Frunciste el ceño.
El negó con la cabeza y suspiró.
Andy: Siempre suelo hacerlo contigo...
Tú: Ven aquí...
Te diste la vuelta, dejándolo debajo de ti y con un rápido movimiento, lo introdujiste dentro de ti, haciendo que Andy soltara un gemido mientras te agarraba de las caderas.
Comenzaste a moverte muy lentamente en círculos sobre él, produciendo que tu cuerpo sintiera un oleada de fuego, aquellos lentos movimientos provocaban que Andy se volviese loco, totalmente loco. Movía las caderas de arriba a abajo, acompañándote en tus movimientos lentos pero bien marcados. Pronto, Andy empezó a moverse rápidamente, pero tu lo agarraste del pelo y le dijiste:

Tú: Shhh... déjate llevar, nos esa impaciente... -Jadeaste mientras sentías las repentinas oleadas de placer. -Y cuando sientas el orgasmo, grita mi nombre y córrete dentro... quiero sentir como me llenas...
Estas palabras hicieron que Andy se volviese loco, _______(tn) le había permitido que se corriese dentro de ella, jamás lo habría permitido con otra chica, pero con _____(tn) era diferente, permitiría que se quedase embarazada sin pensárselo dos veces sí eso era lo que ella deseara.
Andy: Lo siento... los siento... -Gimió cuando sintió el orgasmo a la vuelta de la esquina, entonces fue cuando aumentaste el ritmo, Andy te acompañaba, embistiéndote tan fuerte que provocaba que tus rodillas se despegaran del suelo.
Dios, sentiste como el inmenso placer del éxtasis te inundaba y entonces fue cuando lo escuchaste.

Andy: ¡¡Oh, sí!! ¡Sí, _____(th), sí! ¡Ahh! -Gemía Andy sin parar de embestirte con fuerza.
Sentiste como sus fluidos te llenaban, eso provocó que sintieras otro orgasmo, el solo pensar que tenías a Andy dentro hacía que tu piel ardiera.
Andy seguía dentro de ti, y te miraba como si fueses una presa a la que estuviese a punto de cazar, te miraba con admiración y con tal cariño que sentiste un escalofrío en la columna.



2 comentarios:

  1. Que genial capitulo, bueno mas q genial....
    no tengo palabras para describir lo bien q te kedo.
    Sigue asi, simplemente me encanto!!!

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